Nuestros Valores

Nuestros valores

 Queremos ser una iglesia cristocéntrica que vive y transmite los valores que Jesús nos enseñó. Por eso en nuestro enfoque tenemos como eje de nuestra vida:

La Palabra de Dios. Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios y la base para nuestra fe y práctica. Por ello queremos centrar nuestra vida en la Palabra y comunicar todo el consejo de Dios de forma clara, íntegra y relevante para la vida.

La guía del Espíritu Santo. la fortaleza y la sabiduría para la vida cristiana vienen de Dios por medio de su Espíritu. Queremos fomentar vidas sensibles y sujetas a la dirección del Espíritu en las decisiones y práctica de cada creyente, como base principal de nuestra adoración a Dios.

Las relaciones personales. La Biblia prioriza las personas. El evangelio es relación personal con Dios, reconciliados por medio de Cristo, y reconciliación con el prójimo. Por ello queremos que los programas y actividades estén al servicio de las personas y no al revés. Mantener una estructura sencilla. Enfocados en ser una iglesia misericordiosa, que trabaja por la restauración y la reconciliación de las personas. Que acoge y fomenta la participación e integración de todos sus miembros sobre la base de nuestra vida común en Cristo. Que impulsa la dimensión comunitaria de la fe y la responsabilidad mutua en el crecimiento de la iglesia. Que trabaja en equipo, superando el individualismo. Que vive y expresa su fe de forma comunitaria, dando importancia al tiempo de adoración compartida como expresión y proclamación de esta fe.

La madurez e integridad personal. Fomentamos la madurez e integridad personal comenzando con el compromiso de una evangelización que produzca discípulos, acompañada de la enseñanza que promueva un estilo de vida sobrio y sencillo. La madurez cristiana construye familias e iglesias sólidas. Es responsabilidad de la iglesia equipar y desarrollar los dones de cada creyente para su participación en la iglesia.

El servicio con excelencia. La excelencia nos marca el camino para ofrecer lo mejor. Queremos ser fieles y sabios en la administración de todos los recursos que Dios nos ha confiado, materiales y espirituales, y compartirlos de forma generosa. Es responsabilidad de cada miembro contribuir económicamente al sostenimiento de los ministerios de la iglesia y ministrar a los demás con sus dones. Para lograr la excelencia en los ministerios, estos se desarrollarán según los dones y por personas -hombres y mujeres- que muestren compromiso y buen testimonio. Entendemos que los ministerios no son vitalicios sino espacios de servicio.

La solidaridad. En primer lugar con el pueblo de Dios, manteniendo comunión fraterna y relaciones interdependientes. Igualmente implicada en el trabajo en favor de la justicia, la paz y, especialmente, de los más desfavorecidos.

La misión. Deseamos ser una iglesia misionera, que trabaja hacia fuera, comprometida con la evangelización, multiplicación y consolidación de iglesias a nivel local y hasta lo último de la Tierra.